Después de cuatro largos años sin tener noticias de Manolo García, desde la publicación de Para que no se duerman mis sentidos, el cantante del Poblenou está ultimando ya su cuarto disco en solitario, que saldrá a la calle el próximo 13 de mayo. Ayer abandonó la isla de Creta, donde durante 10 días ha grabado los arreglos de cinco de sus nuevas composiciones con músicos griegos. El cantautor ya está rumbo al estudio Musiclam de Figueres. Ahora solo le queda introducir la voz y rematar la faena en Kentucky (EEUU), donde realizará las mezclas.
En el pequeño pueblo costero de Mochlos --de solo 80 habitantes--, García reveló las directrices de su esperado lanzamiento. "Me estoy inventando el pop-rock rondalla para cantárselo a las señoritas bajo la ventana", explicó en el estudio del músico Stelios Petrakis.
"La letra es un alegato al fluir de la vida: nunca hay que empujarla sino dejarse llevar", explicó. "Es el primer disco en el que digo tan claramente lo que me preocupa, como el tema del cambio climático", admitió el autor de Arena en los bolsillos. Su compromiso --que siempre ha mirado hacia la utopía, la solidaridad y la libertad-- incorpora ahora toques de atención hacia situaciones que merecen una reflexión.
La altura poética de sus textos planea sobre su habitual rock aflamencado y melódico, aderezado en cinco piezas con musicalidad intencionadamente griega. El ejemplo más evidente es una composición definida como "la bulería de Creta con baile incorporado", en palabras de Hachilleas Persides, encargado de tocar el laúd y la guitarra. "La única canción que he hecho igual a lo que hacen ellos es esta. El resto es un híbrido entre sus sonidos y el mío", aclaró García.
El compacto incluirá 14 temas y será estrenado en directo en Latinoamérica (México, Argentina y Venezuela). La gira española comenzará en junio en Córdoba. Si la hoja de ruta no falla, recalará en su ciudad natal en septiembre.