Finlandia: ¿por qué arrasan en educación?
Así titula su artículo El Semanal.
Espigo a continuación los datos de su respuesta. Como mejor modelo de
sistema educativo, Finlandia (‘Suomi’ en finés) más que duplica en
resultados con sus estudiantes a otros países como el nuestro. ¿Cuál es
su truco? Algo horroroso, carca, anticuado, conservador, retrógrado,
atrasado, repugnante, reaccionario, anti moderno y anacrónico como lo
siguiente:
- exigencia,
seriedad, responsabilidad, implicación, prestigio docente, respeto al
profesor, discernimiento crítico, limpieza obligada, cuidado constante,
elegancia en los modos, atención, esmero, lectura, honradez,
laboriosidad, trabajo… profesionalidad, en definitiva.
En
Finlandia, si una escuela hace puente (los centros tienen autonomía
para tomar esas decisiones), antes obliga a sus alumnos a salir algo más
tarde cada día, hasta completar las clases que se hubieran perdido.
Los
profesores son valorados. Rocío, madrileña, da clases de español: “Sí,
nos sentimos respetados y valorados por la sociedad. Ser maestro es una
profesión de prestigio a la que sólo aspiran los mejores. Pero el
respeto de tus alumnos te lo ganas día a día. Además, tienes derecho a
paro (cobro por despido) toda la vida. Tendría que pensármelo mucho para
volver a España”.
Los
alumnos cuidan el material escolar, que es sufragado por el municipio.
Intentan que los alumnos desarrollen el pensamiento crítico -se invita a
discutir- antes que la memorización. El 34 por ciento de los adultos
tiene estudios superiores. Hay un ordenador por cada dos alumnos. Todo
está siempre en perfecto estado de revista.
Los estudiantes no
llevan uniforme, pero tienen que ir bien vestidos, limpios y arreglados.
El aula no huele a ‘queso’ ni a ‘tigre’ después de gimnasia. Las
taquillas, siempre impolutas. Ni una pintada ni un garabato en los
pupitres ni en los aseos. Todo parece recién estrenado, y eso que el 97
por ciento de los centros son públicos. Ni una colilla ni una hoja, ni
una pintada. “Aquí no se ensucia ni la nieve”. Se hace un hincapié
obsesivo en los buenos modales.
“Cuando
vemos que alguno tiene problemas, le asignamos enseguida un profesor de
apoyo. Tiene clases extra. Estamos muy pendientes ay no dejamos que se
retrase”. Los deberes son sagrados. “Los padres se interesan por los
exámenes, vigilan los deberes”. Si alguien no hace los deberes o copia
en un examen, nadie le reirá la gracia y acabará siendo un marginado.
“Cuando regaño a mis alumnos, les digo que están malgastando el dinero
de los contribuyentes”.
No hacen chuletas, por supuesto. ¿Para
qué arriesgarse, pudiendo estudiar? Son responsables y serios. De
mayores, tampoco se les ocurrirá defraudar impuestos. “En nuestra
cultura so muy importantes dos valores: la honradez y el trabajo”,
comenta Päivi Junkkari. No es casualidad que Finlandia también encabece
las estadísticas de transparencia y menos corrupción.
“Aquí
sólo tienes una oportunidad para aprobar un examen, por la misma razón
que la vida sólo se vive una vez. Y hay que aprovecharla. Si no
apruebas, te quedas una hora más en clase hasta que demuestres que te lo
sabes”. Finlandia presume del mayor índice de lectura de libros y
prensa de Europa. Ahí queda eso. Pensemos si no nos convendría imitarles
un poco.