Recuerdo del primer mensaje :
(RECOPILACIÓN)
Atlético de Madrid - Real Madrid, Penúltima jornada de la liga División de Honor de Juveniles.
Aún recuerdo aquel día como si fuese hoy. Eran las 16:00 de la tarde, en tres horas empezaría el partido. Faltaban 2 jornadas para que concluyese la temporada (incluyendo este partido). En la portería teníamos a un tal Joel Robles, que alternaba sus partidos con el B, mientras que la banda derecha se la recorrían los gemelos, amigos y parleños Dani y Quique (que bonito era verles juntos). Otro parleño y amigo, hermano del jugador del Villarreal Camuñas, sería mi pareja en el centro del campo en aquel partido. Teniamos en la delantera a un Borja al que ya planteaban darle minutos con el primer partido y que se había chupado buena parte de la temporada en 2ª B. Sentía un cosquilleo en el estómago, tenía a mis espaldas muchos partidos en la categoría, pues el año anterior había disputado ya la División de honor juvenil en las filas del Getafe, pero nunca había sentido tantos nervios ante un partido.
Nos visitaba al Cerro del Espino un Real Madrid al que sacabamos solo 2 puntos. Venían en un estado formidable, si no recuerdo mal llevaban una racha de 13 partidos seguidos ganando, nos habían recortado una ventaja de 12 puntos.
Tuve que ir en taxi hasta las puertas del Cerro, ya no tenía disponible ni el coche de mi madre ni el de mi padre. Llegué sobre las 17:00. El ambiente al llegar era tranquilo. Enfile la puerta que llevaba al "sitio de reunión". Allí se encontraban el cuerpo técnico y más de la mitad de la plantilla. Se esperó al resto de los jugadores, que llegaron al poco tiempo. El entrenador estaba tan nervioso que nos mandó a todos al vestuario local sin dar ninguna charla previa como solía hacer antes de entrar. En el vestuario nos esperaban nuestras equipaciones ordenadas según el dorsal. En la pared pegada la alineación y al lado las indicaciones a cada uno. Recuerdo aún que en mi etiqueta solo ponía "vamos a controlar el partido y ganaremos, porque somos mejores". Sinceramente, esperaba algún consejo mágico que me hiciese jugar mejor y no eso, pero aún así fue motivante. Siguió con una charla sobre lo mucho que habíamos trabajado, sobre un montón de cosas emotivas que apelaban a la épica, el esfuerzo y el compañerismo en el campo.
Quedaba menos de una hora para el encuentro y decidí salir al campo para ver el ambiente. El "miniestadio" se iba llenando, nunca lo había visto así. Salimos a calentar a falta de media hora y se escucharon aplausos de todo el estadio, contabamos con un apoyo total. Habían venido una cantidad inimaginable de seguidores del Atlético a animarnos.
Estaba entusiasmado, los nervios se transformaron en tensión y concentración. Sentí en el partidillo de posesión del calentamiento un pinchazo en el gemelo derecho. Se lo comuniqué al entrenador para que tómase alguna medida. Entré a la sala médica mientras el resto de compañeros seguían calentando. El fisio me dió un masaje en el gemelo y dijo que no había sido nada, me alivié. Quedaban 10 minutos para el inicio del partido y el míster nos mandó para el vestuario por última vez. A los del centro del campo nos ordenó estar atentos con las coberturas, pues el aspecto defensivo no era nuestro punto fuerte. El resto ya lo sabiamos de sobra, sacar la bola desde abajo y no rifar ningún balón.
Por fin llegó la hora del partido, hicimos una piña en el vestuario y nuestro típico grito de guerra (1, 2, 3 Atleti Laughing ).
Al saltar al campo en fila india el compañero que tenía delante se tropezo el muy idiota con su propio pie... Luego, tras saludar al público, volvimos a hacer una piña cerca del centro del campo, y nuestro central y capitán (Gonza), dijo unas palabras, y acabo con un "y no os tropecéis mamones", todos nos reímos y nos dirigimos a nuestras posiciones. En el sorteo el capi eligió cambio de campo, no eramos supersticiosos con eso ni daba el sol de cara o hacia viento, así que le pregunté que porque lo había hecho, a lo que me respondió "por tocar los cojones".
Sacaron de centro y su interior salió corriendo por la banda, le metieron un balón en largo y casi llega... Fue saque de puerta. Joel sacó hacia el capi, que se la dio a Camuñas, ellos nos presionaban en 3/4, y nuestra obsesión con no sortear el balón nos costó caro, pues Camuñas le entregó el balón a uno de ellos que la pegó desde lejísimos y nos clavó el 0-1... Me quedé con un brazo en jarra y el otro en la nuca, pero rápido todos fuimos a animar a Camuñas.
El partido prosiguió, dominabamos el balón, pero seguíamos teniendo perdidas muy atrás. Aproximadamente sobre el minuto 30, el entrenador realiza un cambio, retiró a Javi (Extremo iquierdo) y colocó un pivote defensivo que nos guardase las espaldas. Comenzamos a fluir mucho mejor. Cerca del final de la primera parte me cogí una falta a unos 5 metros de la frontal derecha del área (casi en la esquina de esta), le pegué tan fuerte que el balón cambio dos veces de trayectoria, pero pegó en el palo izquierdo por desgracia.
Acabó la primera parte y esa había sido nuestra mayor aproximación.
En el vestuario el míster dijo que no tuviésemos prisa, que ya llegaría alguna. El empate se nos hacia bueno (pero con una victoria eramos campeones).
Comezó la segunda parte, que fué una locura. Nada más comenzar, vuelvo a coger una falta, esta vez totalmente centrada y a unos 10 metros de la frontal. Le volvía pegar duro pero abajo, esta vez el tiro fué ajustadito ajustadito al palo izquierdo, pero con la suerte de que entró, era el 1-1. Levanté un brazo y fui corriendo hasta la esquina derecha, todo el equipo vino a hacer piña, estabamos en estado de euforia. La grada cantó el gol causando un estruendo enorme. Volví hacia mi campo aplaudiendo a la grada.
Pocos minutos después Camuñas hizo un cambio de orientación desde su propio campo hasta la banda derecha, donde recibió Dani, que dejó hacia atrás para Quique y de primeras la puso mientras Camu y yo entrabamos desde segunda línea. El balón le cayo a Borja, que saltó con los centrales y el rechace fue a parar a Camu que le pegó fuerte a la escuadra izquierda. Era el 2-1, de nuevo hicimos lo mismo que en el anterior gol, pero esta vez en la otra esquina. El propio Camuñas y yo pedimos tranquilidad al equipo, teníamos que seguir controlando el juego.
El partido encaraba la recta final, y la posesión no exagero si digo que fue de un 70% favorable a nosotros, ellos estaban persiguiendo sombras y se les notaba el cansancio. No obstante, a falta de pocos minutos para el final, una jugada espectacular de su lateral que se recorrió todo nuestro campo, desencadenó en un mano a mano de su delantero con nuestro portero, la ajustó al palo y puso el 2-2. Había sido un golpe duro, todo el estadio de repente se silenció, solo se escuchaba tímidamente a la gente del Madrid.
Juraría que estabamos por el tiempo de descuento cuando Borja hizo una jugada soberbia metiéndose desde la iquierda hacia dentro y pegándole en la frontal, el tiro fue centrado pero el portero se vió obligado a despejar a córner. Fuí corriendo hasta el banderín para poner el balón desde el lado derecho (soy diestro, pero para darle el efecto hacia dentro siempre desde ese lado la pego con la zurda). Puse el balón al primer palo, pero el jugador del poste despejó. Me cayó a mi la bola, recuerdo que la jugada fué tan rápida que ni pensé lo que iba a hacer, me salieron dos defensores de los que me fuí cambiándome la bola de pie varias veces (no sé exactamente lo que hice), solo veía pies entrándome y los míos regateando como buenamente podía. Llegue al área pequeña, levanté la cabeza y vi que el portero esperaba el pase atrás, solo tenía ángulo para pegarle con la zurda o con el exterior de la diestra, decidí pegarle un pelotazo con la zurda que pegó en el larguero, el balón dió en la espalda del portero y entró, el 3-2. Me tiré al suelo y no me dió tiempo a tomar aire cuando ya tenía a todo el equipo aplastándome, incluído el portero. Me quedé respirando el ambiente de la grada un buen rato y aplaudiendo. Era el 10º gol que le hacía al Madrid en toda mi vida, y sin duda el más bonito de todos. Se acabó el partido y todo el banquillo salió corriendo extasiado al campo. Yo, después de dar ánimos a algún jugador del Madrid que lloraba en el suelo, salí corriendo hacia el centro del campo donde hicimos piña y manteamos al míster. La celebración continuó en el vestuario donde el club nos había preparado champagne y todo tipo de cosas.
Al salir del estadio nos llevamos un gran aplauso de la gente que se había quedado, yo busqué a mis padres y mi hermano que estaban allí. Lo siguiente que hicimos fue montar en un autobús que nos llevó a un restaurante de lujo.
Este fué sin duda uno de los días más increíbles de mi vida. Espero que os haya gustado.
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Villarreal - Atlético de Madrid, vuelta de las semifinales de la Copa del Rey Juvenil.
Bueno como veo que ha gustado la historia de aquel partido, me ánimo a subir otro (en mis horitas de descanso de estudio me relaja mucho escribir jeje).
Faltaban 8 horas para un partido que con todas probabilidades sería un maldito infierno. Estabamos plantados en las semifinales de la Copa del Rey Juvenil y teníamos un viaje en autobús hasta Castellón donde buscaríamos remontar un 1-3 que nos había endosado el Villarreal en el Cerro. Aún me sorprende el miedo que teníamos a aquel partido, en Majadahonda (donde se encuentra el Cerro del Espino), nos habían hecho la vida imposible, no encontrabamos manera de crear oportunidades, y nuestro gol había sido en un penalti muy dudoso nada más empezar el partido.
No obstante el viaje en autobús recuerdo que fué tenso solo a ratos, gastabamos bromas como era habitual, pero de vez en cuando había momentos de tensión en los que nos acordabamos de que en unas horas se nos venía un partido terrible encima.
Contabamos con varias bajas importantes, mi "compi" habitual en el centro del campo estaba sancionado, en la delantera tuvo que jugar un muchacho del juvenil B, y en la portería el 3er portero.
Cuando llevabamos un par de horas en el bus el míster se acercó a nosotros para ir hablando ya del partido, me sorprendió la decisión que tomó de jugar con un 4-2-3-1 cuando llevabamos jugando toda la temporada con un 4-4-2 o un 4-3-3. Mi compañero en el centro del campo venía poco rodado. El míster me pidió que hablase con él para que le instruyera un poco sobre el partido, aunque tenía fé en él.
Al llegar allí hacía un calor terrible... como las auténticas brasas del infierno. Rápidamente me di cuenta de que no iba a ser un partido en el que íbamos a poder disfrutar demasiado, no tenía confianza en que fuésemos a dominar el encuentro, y eso sumado al calor me hacía presagiar que ibamos a durar más bien poco en plenas condiciones.
Faltaban pocas horas para el partido, y yo sentía un poco de agobio. Decidí pegarme una ducha, solía hacerlo antes de algunos partidos. Me despejó bastante la verdad, asi que me puse una gorra y salí al campo a ver que tal. El césped no estaba en las mejores condiciones, hubíese preferido hierba artificial. No tenía decidido que tacos usar porque aunque hacía un calor terrible el campo estaba como muy espeso, como fangoso. Hablamos con el árbitro y dijo que aluminio... nunca me gustó.
Salimos a calentar y le dije al entrenador que prefería calentar aparte junto a mi compañero en el centro del campo (Tote a partir de ahora). Colocamos dos picas a unos 15 metros de distancia e hicimos un par de ejercicios de toques de balón en tensión y movimiento, noté rápido como empezaba a recorrer el calor por mis piernas y ese hormigueo de antes de cada partido se iba transformando en concentración y agresividad. Me gané unos abucheos por parte de los aficionados que habían ido a ver el partido (evidentemente muy superior en número los del Villarreal) tras devolver demasiado un fuerte un balón que me venía procedente del calentamiento de ellos (tenía ganas de zurrarle fuerte). Cuando acabamos el calentamiento me quedé un rato más pegandole al balón al borde del área en solitario (buscando el larguero con fuerza), de unos 10 lanzamientos que hice pegué en el larguero 6, aunque había tenido mejores porcentajes me fui tranquilo.
Ya en el vestuario se respiraba ambiente de tensión de partido, ese momento en el que entras en otra dimensión, ya no existe nada más, no puedes sacarte de la cabeza el partido, incluso visualizas cosas que vas a hacer, goles que vas a marcar... Veía en algunos jugadores cara de falsa seguridad, por lo que hablé con ellos para tranquilizarles y decirles que no tengan miedo, que les vamos a cubrir las espaldas en todo momento y liberar de presiones.
Por fin saltamos al terreno de juego, sonó el himno del Villarreal y realizamos el saludo procedente. Realizamos una piña en nuestro campo e hicimos un grito de guerra que solíamos hacer en el vestuario pero que decidimos hacer en el campo para ganar más moral y hundírsela un poco a ellos (por mínimo que fuése el resultado).
Comenzamos sacando y el primer balón me vino a mi, pero paso algo muy curioso, fui a controlar (un balón extremadamente sencillo) y se me paso por debajo de la pierna... entonces me "auto" di una "bofetada" psicológica y comencé de verdad el partido.
En el minuto 30 aproximadamente sacaron una falta cerca del lado derecho del área, yo tenía que marcar a uno de sus centrocampistas, el cual era más bajito que yo. El balón fue muy tocadito y reaccioné tarde, mi marcaje se había adelantado, consiguió rematar y tras el rechace del portero su número 9 solo tuvo que empujar el balón para hacer el 1-0. Se nos complicaban las cosas.
No teníamos el balón y nos estabamos cansando. Afortunadamente en la siguiente jugada, uno de los gemelos pegó un pase al hueco y el chaval del juvenil B definió con una vaselina desde fuera del área que nos dejó a todos asombrados, idéntica a las que hace Raúl González. Era el 1-1 y nos dió un soplo de aire, todo cambió.
Tanto fué así que en la siguiente jugada, robe el balón en el centro del campo, avanza hasta tres cuartos y pegué un pelotazo que dio en la mano de un defensor rival. Yo juraría que estaba fuera del área, pero el árbitro pito penalti muy decidido, el linier se fue sin dudarlo al pico del área, no daba crédito a lo que veía. Cogí el penalti, el portero se me situó a 1 metro escaso y me dijo que lo iba a fallar, yo le dije que lo tiraría abajo y a la derecha. El muy capullo se lanzó abajo a la derecha, pero le pegué tan fuerte que no llegó. Era el 1-2 y fui rápido a coger el balón, tuve una disputa con el portero que no soltaba el balón, se llevó una amarilla en el forcejeo.
A partir de ahí el asedio cambio de bando, ahora eran ellos los que vivían un infierno, no eran capaces de tener el balón y estaban arrinconados en su área.
En el descanso no hizo falta decir nada, solo se escuchaban gritos como "vamos!, podemos!, son nuestros!...".
Saltamos al campo y seguimos asediándoles, hasta que en el minuto 60, Tote soltó un disparo desde casi 40 metros qué sorprendió a todo el mundo. Se coló pegado a la cepa del poste derecho, cayó con una velocidad increíble ese balón. Era el 1-3 y según entró se tiró al suelo y todos nosotros encima de él, yo por desgracia el primero porque era el que más cerca estaba, me tocó aguantar todo el peso encima.
Seguíamo en la misma dinámica y cerca del minuto 80, metí un pase primeras en 3/4 que entró por el hueco más chiquitito que había de la defensa, el delantero encaró y dió un pase a Tote que entraba desde atrás y se quedaba a puerta vacía. Era el 1-4 y habíamos conseguido remontar el partido y prácticamente matar la eliminatoria.
En el descuento se produjo una falta al borde del área ligeramente escorada a la izquierda. La cogí con la diestra y aún no me explico como paso entre medias de la barrera ese balón, no iba especialmente fuerte ni bien dirigido, pero entro a dos metros del palo aproximadamente, el portero ni la vió venir, era el 1-5 y me colocaba como máximo goleador del equipo en la Copa del rey (en liga acabé con 15 goles siendo el 3er máximo goleador del equipo).
El arbitro pitó el final y nos abrazamos todos, habíamos sufrido mucho para conseguir ese resultado. A la vuelta en el autobús se respiraba un ambiente fantástico, y para celebrar el pase a la final fuimos a cenar al Foster Hollywood y de fiesta después (hasta el míster quería venir).
Este es para mi de los 5 partidos más épicos que haya jugado quizás el 3º. Pero uno de los que mejor sabor de boca me dejó sin duda.
Un saludo a todos.