En el tranvía, de vuelta a casa, un aficionado del Manchester United picó con los dedos en el vidrio de la ventana. “Dirty blues! Dirty Blues!” – entonó visceralmente contra la veintena de citizens que iban en nuestro vagón. Lo hizo durante los treinta segundos que el tren estuvo estacionado, con gente entrando y saliendo. No le hicieron demasiado caso. “He’s only sixteen”- dijo una mujer con bufanda azul, pantalón azul y Kun Agüero azul en la espalda. El chaval se había envalentonado respaldado por un amigo suyo, supuestamente también red, pero se acabó dando cuenta que estaba en minoría. Era la excepción, como aquellos que pasearon con camisetas del United por Market Street por la mañana, como los fans de los red devils que esperaban en los alrededores del Etihad Stadium tres horas antes del inicio porque estaban nerviosos, como un heroico Wayne Rooney rodeado de cuerpos celestes. La ciudad se tiñó azul por goleada durante todo el día (4-1).
Ya en el estadio llegó la primera señal negativa para los visitantes. No jugaba Robin Van Persie. Moyes suplió su ausencia con Welbeck por delante de Rooney, pero entre uno y otro hay muchísima diferencia, mientras Chicharito sigue poniendo mala cara en el banquillo. Pellegrini salía con Nasri por Silva y Negredo acompañando al Kun Agüero, sin duda el hombre del partido. El argentino tiene estrella en los partidos importantes. Volvió loco a Patrick Evra en sus caídas a la banda y se impuso a sus marcadores, rematando solo en el primer y tercer gol, productos ambos de rápidas asociaciones en el borde del área. Mientras al United le costaba una tarde dar un pase, irreconocible Carrick, ahogado Fellaini, el City fluía como no lo había hecho nunca esta temporada. Fernandinho en la contención y Touré Yayá liberado se comieron el centro del campo. Nasri, con inventiva, y Negredo, autor de dos asistencias, posibilitaron los goles de Agüero.
El Manchester United fue un despropósito, con Ashley Young como bandera de la nulidad. David Moyes acabó diciendo que Rooney no se había merecido jugar en su equipo, que perdió del minuto uno al noventa, lento en la transición y sin más luz que la de Rooney, que suavizó la goleada con una falta a la escuadra.
El Etihad Stadium se vació en menos de media hora. El derbi continúa mañana a primera hora en la cafetería.