DIARIO DE ELLA:
El sábado por la noche lo encontré raro.
Habíamos quedado en encontrarnos en un bar para tomar una copa.
Estuve toda la tarde de compras con unas amigas y pensé que era culpa mía porque llegué con un poco de retraso a la cita, pero él no hizo ningún comentario.
La conversación no era muy animada, así que le propuse ir a un lugar más íntimo para poder charlar más tranquilamente.
Fuimos a un restaurante y él seguía portándose de forma extraña.
Estaba como ausente.
Intenté que se animara, y empecé a pensar si sería por culpa mía o por cualquier otra cosa.
Le pregunté y me dijo que no tenía que ver conmigo.
Pero no me quedé muy convencida.
En el camino para casa, en el coche, le dije que lo quería mucho y él se limitó a pasarme el brazo por los hombros, sin contestarme.
No sé cómo explicar su actitud, porque no me dijo que él también me quería, no dijo nada y yo estaba cada vez más preocupada.
Llegamos por fin a casa y en ese momento pensé que quería dejarme.
Por eso intenté hacerle hablar, pero encendió la tele y se puso a mirarla con aire distante, como haciéndome ver que todo había terminado entre nosotros.
Por fin desistí y le dije que me iba a la cama.
Más o menos diez minutos más tarde, él vino también y, para mi sorpresa, correspondió a mis caricias e hicimos el amor, pero seguía teniendo un aire distraído.
Después, quise afrontar la situación, hablar con él cuanto antes, pero se quedó dormido.
Empecé a llorar y lloré hasta quedarme adormecida.
Ya no sé qué hacer.
Estoy casi segura de que sus pensamientos están con otra...
Mi vida es un auténtico desastre.
DIARIO DE ÉL:
- Spoiler:
Ayer perdió el Zaragoza. Por lo menos follé.