EL CUILA, SASTRÍN
El futbolista mas completo de la historia.
Nombre completo: Antonio Sastre
Fecha de nacimiento: 27 de abril de 1911
Lugar de nacimiento: Lomas de Zamora, Argentina
Fecha de fallecimiento: 1987
Nacionalidad: argentino
Posición: Todas
Altura:
Partidos internacionales: 34
Goles: 180
Año del debut: 1931
Club del debut: Independiente
Año del retiro: 1947
Club del retiro: Gimnasia y Esgrima de La Plata
Un auténtico adelantado. El 'Cuila' jugó en todas las posiciones, hasta de arquero. Figura en Independiente, en San Pablo (donde hasta le hicieron una estatua) y en la Selección Nacional, fue para muchos, el jugador más completo de la historia del fútbol argentino.
Fue un avanzado para su época, en la que las posiciones fijas, inmutables, parecían el común denominador de un fútbol con muchas habilidades pero, tal vez, poco sacrificio. Esa suprema conjunción fue la que aportó en los albores de los años 30 el genial Antonio Sastre, considerado por muchos entrenadores, jugadores y especialistas, como el futbolista más completo de la historia.
De técnica depurada y natural convicción para pensar en el arco de enfrente –hizo 112 goles en 340 partidos en Primera División- el “Cuila” o “Sastrín”, como lo bautizó la sabiduría del tablón, se adaptaba a cualquier puesto. Jugó bien de punta, como entreala izquierdo o derecho, como volante central (el tradicional N° 5), también como zaguero central y en alguna oportunidad, en la Selección Argentina, lo hizo como marcador de punta por derecha. Todo esto sin contar que le tocó en dos oportunidades sustituir al enorme Fernando Bello en el arco de Independiente y en ninguno de esos encuentros le convirtieron goles.
Pero si faltara agregarle brillo a una carrera que no tuvo contraluces, lo suyo no sólo subyugó a los hinchas del Diablo o de la Selección blanquiceleste, sino que se trasladó a Brasil, a la torcida del San Pablo, donde se lo consideró el artífice de los 3 primeros títulos de campeón obtenidos por esa señera institución paulista. Y a tal punto caló hondo, que el presidente de ese club no dudó en afirmar que “si algún día un jugador de fútbol fuera propuesto para el Premio Nobel, todo Brasil votaría por Sastre”. Y si todavía esto no bastara, en el estadio Morumbí hay una estatua que recuerda a este jugador de toda la cancha y todos los tiempos.
Antonio Sastre nació el 27 de abril de 1911, en Lomas de Zamora, y empezó a mostrar sus cualidades en el club Progresista, en el mítico barrio La Mosca de Avellaneda, y pronto recaló en Independiente, cuando se iba apagando el amateurismo. El capitán y líder del equipo, la “Chancha” Seoane, a quien luego reemplazaría, lo convocó para jugar en la Primera, para sustituir al lesionado Lalín como N° 8. En ese puesto iniciaría (en 1931) su etapa en el profesionalismo con el equipo rojo, en una delantera que integraban nada menos que Canevari, Ravaschino, Seoane y Orsi.
Cuando el club de Avellaneda contrató a Roberto Porta, un gran delantero uruguayo, el “Cuila” mostró otra de sus grandes virtudes: su capacidad de adaptación y no crear problemas. Le cedió su lugar y él se ubicó como entreala izquierdo. De más está decir que se hicieron imparables para las defensas rivales.
Ya se iba gestando aquel equipo histórico de Independiente, que lograría el bicampeonato de 1938/39, con un fútbol lujoso, alegre y goleador.
En ese elenco, Sastre era la base y el alma. Fue allí donde puso de relieve sus dotes de jugador de toda la cancha, recuperando la pelota en cualquier parte del terreno (inclusive en su propio área) para luego crear y llegar también a la definición, acompañando al habilidoso De la Mata y al mortífero paraguayo Arsenio Erico. Para colmo, por las bandas subían Maril y Zorrilla, respaldados desde el centro de la cancha por el uruguayo Corazzo y con la garantía que daba en el arco Fernando Bello. La ductilidad de “Sastrín” hizo que en dos oportunidades tuviera que reemplazar en el arco a ese arquero que era una leyenda: fue en partidos contra Peñarol y contra San Lorenzo, y en ambos compromisos no debió ir a buscar la pelota al fondo de la red.
Sobresalir en ese equipo de estrellas pinta de cuerpo entero a este futbolista adelantado en el tiempo, que pensaba que los ataques se iniciaban cuando se podía quitar la pelota al rival. Y por eso, muchas, veces, la Selección Nacional lo utilizó para anular a algún contrario clave y, a partir de tener Sastre la posesión del balón, iniciar el despliegue ofensivo. En tal sentido se recuerda el Sudamericano de 1937, cuando el polifuncional Sastre fue requerido para jugar de 4 y, como siempre, la rompió. En ese torneo, y en los 2 partidos que hubo que disputar contra Brasil, el futbolista del barrio La Mosca “borró” al ala izquierda brasileña formada por Tim y Patesko (futbolistas de notable prestigio por ese entonces) y desde su lateral fue generador del mejor fútbol del equipo.
En la Selección Nacional también tuvo un paso brillante, al punto que obtuvo los Campeonatos Sudamericanos de 1937 y 1941.
Luego de 13 temporadas, con 2 títulos de campeón (38/39) y los subcampeonatos del 35, 37 y 40, en 1942, Independiente decidió darle el pase libre, sabedor que el “Cuila” tenía una propuesta muy interesante de Brasil. El equipo que lo requería era el São Paulo Fútbol Club, que hasta entonces no había podido salir campeón. Con la llegada de Sastre el equipo cambió y logró en 4 temporadas 3 títulos y un subcampeonato.
Sastre se convirtió en ídolo de una afición acostumbrada a ver grandes jugadores pero, al menos por aquellos años, sin la personalidad aguerrida del argentino. El São Paulo jugaba como local en el estadio Morumbí, que pasó a tener una estatua del genial jugador argentino, tal es la admiración y agradecimiento que se supo ganar. Cuando “Sastrín” dejó esa institución, con la idea de abandonar la práctica del fútbol, movió al presidente del club, Décio Pacheco Pedroso a decir: “No duden que si se propone un jugador de fútbol para Premio Nobel, todo Brasil lo va a votar a Sastre”. Estos dichos los refrendó el recordado Oswaldo Brandao, quien no dudó en afirmar que “fue quien nos enseñó (a los brasileños) a jugar al fútbol”.
Ya retirado, en 1947 Antonio Liberti quiso convencerlo para jugar en River, pero Sastre prefirió aceptar la oferta de Roberto Sbarra para jugar en Gimnasia y Esgrima de La Plata, que estaba en Segunda División y buscaba el ascenso. Era otro desafío para el “Cuila”. Y volvió a salir airoso: el Lobo platense fue campeón y subió a Primera. Entonces sí, Sastre dejó el fútbol.
Su vida se apagó el 23 de noviembre de 1987, a los 76 años. Atrás había dejado una largo historial de éxitos, una estatua, la “candidatura” al Nobel y la certidumbre de ser un tipo que se adelantó en el tiempo e implantó en los 30 un concepto futbolístico que recién se aceptaría unas décadas más tarde.
Su carrera:
Debut en la Selección Nacional: 14 de diciembre de 1933, Uruguay 0 – Argentina 1, amistoso en el estadio Centenario, Montevideo.
Selección Nacional (1933 a 1941)
Partidos: 34.
Goles: 6.
Debut en Primera División: 4 de junio de 1931, Independiente 1 – Argentinos Juniors 1.
Independiente (1931 a 1942)
Partidos: 340.
Goles: 112.
São Paulo (1943 a 1946)
Partidos: 129.
Goles: 58.
Gimnasia y Esgrima La Plata (1947)
Partidos: 14.
Goles: 4.
Títulos:
Independiente: Campeonatos de Primera División 1938 y 1939.
São Paulo: Campeonatos Paulistas 1943, 45 y 46.
Gimnasia y Esgrima La Plata: Campeonato de Segunda División 1947.
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Tema: Grandes Jugadores de la historia del club. 
